Conociendole [Edward]

Después de una agobiante mañana de instituto decidí volver a aquel lugar mágico que me ayudaba desconectar por completo, a dejar el Estrés a un lado y sentirme tranquila y relajada.
Me senté sobre el césped, admirando el lago en todo su esplendor y las pequeñas florecillas que el viento hacia flotar en el aire.
Una suave brisa despeinó mi pelo, haciendo que este ondeara con el viento.

La mañana parecía perfecta, tomando en cuenta que nunca disfrutaba de ellas. No me tomé la molestia de ver mi aspecto, sabía que de todas maneras sería un poco tétrico.
El sueter color azul marino y los pantalones de mezclilla fueron el atuendo más moderno que pude encontrar, en un sutil intento de parecer de la época.

El lago estaba espléndido en su tranquilidad. Cerré los ojos, involuntariamente, y seguí caminando despacio, dejandome guiar por alguna fuerza desconocida y atrayente.

El lago, permanecia en su tranquilidad habitual. Sin saber lo que me deparaba el destino, cerré los ojos, sencilla, humana, y me dejé caer sobre la mullida hierba, feliz de estar allí. Agena a lo qeu estaba apunto de ocurrir

Tal vez fue mi incapacidad del momento, tal vez fue obra del destino. Supongo que jamás lo sabré.
Trás soltar un suspiro por lo bajo, mi pie topó contra algo suave, haciendome abrir los ojos y dar gracias a que iba despacio. Miré hacia abajo, el mundo se detuvo.
No sabía su nombre, su edad, nada. Solo que era el ser más maravilloso y que mi concentración o coherencia se escapaba.

-Perdona-dije mientras me arrodillaba a una distancia prudente y trataba de apartarle la vista para no incomodarle.

Estaba sumida en mis pensamientos, hipnotizada por la brisa cuando noté un ligero golpe en mi brazo.
Abrí los ojos, desconcertada sin saber que habia sido aquello.
Fué entonces cuando le ví, cuando el mundo se paró en seco y esbocé una sonrisa tonta involuntariamente, avergonzada, sin saber que decir ante ese ser tan maravilloso.

-No es nada- Dije intentando no pifiarla.

-No te he lastimado?-pregunté, aun un tanto desconcertado, concentrado en mantener los movimientos lentos y "humanos".
Me levanté y le extendí mi mano para que pudiese sentarse con mayor facilidad, con la vaga esperanza de recompenzarle un poco.
Su aroma era extraño, dulzón pero no demasiado, solo con el equilibrio perfecto para no empalagar.

Sonreí, mirandole de nuevo, intentado encontrar algun defecto en su perfecta anatomia, en su perfecto rostro.
-No, no e preocupes no ha sido nada.- Me sentia tonta, torpe, debil a su lado. y Algo en mi me decia que él era especial
-Es extraño que nos conozcamos en estas circunstancias, pero Soy Audrey, encantada de que hayas tropezado conmigo- Me atreví a decir con mi mas dulce sonrisa.

-Bueno, lo lamento de todas maneras-murmuré mientras me pasaba una mano por la nuca, un tanto ansioso por la reacción de mi cuerpo ante su aroma.
-Un gusto, Audrey. Edward Danford-me presenté con cortesía, de la misma manera que se hacia en mi vida humana. No me aventuré a estrecharle mi mano, puesto que el frío contacto podría dar efectos nada agradables- Yo soy el encantado, aunque la acción no haya sido del todo...apropiada.

-No te preocupes, quizás si no hubiera pasado no nos hubiesemos conocido- Dije alegre, ahora mas tranquila
Su sonrisa, sus ojos, su aroma, todo en el me hipnotizaba, me otorgaba paz y tranquilidad.
Era caballeroso y educado, cosa bastante inusual en los chicos con los que solia relacionarme.

-Tal vez hubiese sido mejor que no pasara...para ti-murmuré en voz inaudible para le oído humano, más para mi que para ella.
-Nueva en Sweet Village?-pregunté, tratando de decir algo que me ayudara a saber más de ella y a la vez guardar las apariencias.

-Lo cierto es que si, hace unas semanas que llegué- Dije con una sonrisa.- Y tu? Resides aquí?- Dije con mi sonrisa.

Vacilé por unos segundos, tratando de figurar una buena respuesta.
-Si, en las afueras del pueblo-dije con sencilles, tratando de restarle importancia- Supongo que asistes al instituto...¿o me equivoco?
Se veía jóven, tal vez de 17 a 19...

-Es genail vivir en las afueras, lejos del mundanal ruido de la ciudad.- Dije con sinceridad.- Lo cierto es que si, Tu también?- Parecia mas o menos de mi misma edad, aqunque psiquicamente no se parecia a ningúno de los chicos de mi edad.

-Opino lo mismo-dije, al menos era mitad cierto. La verdadera razon estaba más escondida, y era mil veces peor.
-Si, junto con mi hermana, Emma-dije, tratando de utilizar las palabras apropiadas para no revelarle más de lo necesario- seguramente te veré allí.

-Seguramente- Reí. No me cansaria nunca de mirarle - Emma es tu hermana?- Dije incredula, al parecer ya conocia a toda la familia.- Es una chica genial

-Lo es. Es algo...especial-dije con una sonrisa de diversión, recordando el caracter de la interpelada- ¿Cuándo le haz conocido?
Entre la duda de como se estaba relacionando Emma y mi maravilla al escuchar su risa, solo me quedó tratar de escuchar su respuesta

-Pues la conocí el otro dia- Dije alegre- aquí mismo, suelo frecuentar este lugar.Pero em pareció una beuna chica.- Todo lo que habia sonñado en un chico ni se acercaba a Edward, pues él era superior a todo eso.

-Bueno, me alegro de que se hayan conocido. Le hará bien relacionarse con personas tan maravillosas-dije a manera de cumplido con una sonrisa encantadora.
Ya no estaba seguro del todo de que hacer, estaba completamente conciente de que entre más tiempo permaneciera a su lado, más peligrosas serían las cosas. Pero era como si mis pies estubieran pegados al suelo, y mi cuerpo y mente unidos a los de ella.

Me sonrojé exageradamente al escuchar su comentario¿ habia algo en el mundo mas perfecto?
Me llevé las manos a la cara, avergonzada.¿que pensaria de mi si me sonrojaba a la primera de cambio?

El color de sus mejillas me cautivó, haciendome sonreir con dulzura.
Detuve el impulso de apartarle las manos del rostro y decirle que no debía esconder tan hermoso rostro, pero era mucho lo que podía perder. No aun, al menos, no mientras ella pudiese decidir marcharse.

-Bueno y cuales son tus aficiones?- Pregunté intentando cambiar de tema.

-Hum...no muchos, me concidero una persona un tanto aburrida-dije con una ligera mueca en el rostro y un encogimiento de hombros- digamos que solo, sigo la corriente. ¿Y tu?
Mi mente sacó a relucir miles de cosas que podrían gustarle, cada una tan probable como la otra.

-Pues me gusta bailar, de echo estudio ballet clasico, me gusta leer obras de la literatura clasica y escuchar música clasica tambien, me gusta contemplar un amanecer y también un atardecer,Ver como Florecen las flores en primavera y la sonrisa de los niños al abrir los regalos de reyes. Auque también me encanta tumbarme sobre la hierba mientras una suave brisa acaricia mi cara y que un chico gupo tropieze conmigo- Dije con una sutil y pícara sonrisa.

-Deco decir que me gustan tus aficiones, y que también son las mías, a excepción del ballet y el chico- dije con una sonrisa coqueta, cruzando mis brazos sobre mi pecho, bastante sorprendido de que le gustaran ese tipo de cosas, carentes en esas épocas.

-Entonces, tenemos muchas cosas en común,- Dije contenta- Es como si estuvieramos echos el uno para el otro.- Me aventurñe a decir, siendo inconsciente del gran significado de mis palabras.