En la oscuridad [Edward]

Me encantaba perderme por el bosque on un buen libro entre las manos, pues me encantaba leer.
No se como llegué a la entrada de una pequeña pero oscura cueva.
Me senté justo en la entrada, encima de una pequeña roca, pues en el interior no habia muy buena luz para leer.

Acababa de terminar una corta cacería y mi cuerpo solo me pedía movimiento, acción. Corrí por la extensión del bosque, satisfaciendo el instinto más fuuerte que puede haber en este planeta.

Empecé con mi lectura, enfrascandome en las paginas de ese libro, agena a loq eu pasaba a mi alrededor.

Me molesté al segundo, al parecer la sed aun no había pasado y mi garganta aun quemaba. Necesitaba encontrar algo, pronto.
Pasé serca de las cuevas, buscando algun animal, algo pequeño con lo cual saciarme.

Levante le vista del libro, justo a tiempo para verle.
-Que haces aqui?- Pregunté con uan sornisa.

Mis ojos se abrieron como dos enormes platos y me heché para atrás procurando hacerlo lo suficientemente lento como para no estropear las cosas. Agunaté la respiración, vaya suerte la mía. La suya.

-Solo...caminaba-dije, usando un tono monótono.

-Caminabas?- Dije alegre- Esta bien, yo solo em,,, yo solo leia.- Dije al fin con una sonrisa.-Aunque puedes seguir caminando si es lo que deseas...

-Oh, no vayas a malinterpretarme. Es solo que tengo que ahh...ver a alguien, y ya voy un poco tarde-inventé, tratando de que sonara lo más creíble posible.

-Ah, en ese caso no te distraigo mas, no me gustaria que te trataran de impuntual por mi culpa-ije con una dulce sonrisa.

-Gracias-contesté finalmente, sintiendo como la reserva de aire se acababa.

Sonreí dulcemente y volví la mirada a mi libro, intentando avanzar la lectura, cosa que me resultaba imposible con él cerca, aunque finjí leer, no queria retrasarle

-Te veo en el Instituto-dije finalmente, intentando con todas mis fuerzas no avalanzarme contra ella. Seguí el camino, al inicio despacio, tenía que tener cuidado.

-Edward!- Grite cuando no pude resisitir mas.- Espera..- Susurré. Cerré el libro, sin importarme perder la pagina por la que estaba leyendo y corrí hacia él, ligera veloz.
Llegué a su lado con una sonrisa y acaricié su rostro, delicada.
Sonreí ampliamente y le besé en la comisura de los labios.
-Nos vemos en el instituto- Dije dulce, con media sonrisa.

Me giré en cuanto escuché su voz y me paralicé. Justo cuando me besaba y su cabello rodeaba mi nariz, respiré.
Todo su embriagante aroma me quemó, me dejó desarmado y vulnerable ante ella.
Me tensé, no pude pronunciar palabra. Le rodeé la cintura con mis brazos, demaciado fuerte. Ya no estaba en mis cabales, ya no era Edward, era el sediento vampiro con una presa entre sus garras.

-Yo también te echaré de menos- Susurré al ver que me rodeaba con fuerza.
Me fijé en su rostro, en sus ojos, no parecia él.
La abracé unos instantes intentando transmiterle tranquilidad y confianza.

-No deberías estar aqui sola...-murmuré, o al manos las palabras salieron de mi boca. Ya no era yo, era el cazador de mi interior saliendo a la luz, frente a un presa cuyo calor le atraía más que nada...

-¿Por que?- regunté extrañada, nunca me habia pasado nada malo en el bosuqe y eso que lo frecuentaba amenudo...

-No es siempre seguro-contesté, pasando mi mano por su nuca. Le jalé un poco, teniendo un amplio panorama de su cuello.

-Ahora mismo, no me imagino un sitio mas seguro.- Dije, pues no teni ningun miedo teniendole a mi lado.

-Nunca se sabe, solo digo-contesté, deslizando mis labios por su cuello. Olía tan bien...

Me quedé callada,sintiendo sus labios contra mi cuello.
Algo en él me hipnotizaba y cerré los ojos.

Entreabrí mis labios, dejando al descubierto una fina ilera de blancos dientes.
Mis caninos crecían, podía notarlo. La sed quemaba tanto, dolía...

-Te quiero- susurré cerca de su oreja,dejandome llevar por el momento

-Yo también, no sabes cuanto...-susurró la voz atraves de mi boca. Rocé su cuello con mis dientes, apuntando el lugar exacto de la endidura.

Sonreí.
Noté como algo me hacia cosquillas en el cuello, intenté no moverme, pero me hera imposible.
Me reoví un poco entre sus brazos.
-Lo siento, me haces cosquillas- Dije con un ligera risa.